Con la coronación de Hillary Clinton en la Convención Nacional Demócrata (DNC) en Filadelfia en julio pasado, el ciclo electoral de 2016 parece haber dado un giro completo. Ella comenzó como la candidata favorita hace doce meses, y ahora es la candidata oficial del Partido. Sin embargo, por lo que hemos pasado a través de los últimos meses no ha sido un círculo, sino un contradictorio desarrollo en espiral. El río de la lucha política estadounidense se ha desbordado, y mientras que la capitulación de Sanders inevitablemente conducirá a un reflujo temporal de la marea, su curso ha cambiado para siempre.
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